top of page

CALEIDOSCOPIO


" DECLARACIÓN DE AMOR "

Te amo. Eres el abrazo que cada día necesito,

el beso fresco que esperan mis labios momentos antes de despertar.

Te imagino cuando no te tengo,

cuando me alejo de ti, y en ese espacio físico

pienso en qué harás tú en mi ausencia,

en cómo peinarás tus mañanas sin mí.

Me abandono a ti. Hasta intento encontrarte

en las aguas artificiales donde sumerjo mi cuerpo,

imaginando que eres tú a quien me entrego y

percibo, por un instante, el olor de tu cercanía

regalándome tus besos de mestranzo.

Después, visto mi desnudez con la soledad

que invade esos días oscuros e intento adornarla

con la música que rodea mi cuerpo, imaginándote.

Te quiero tanto, que me asfixian las mañanas que pasan

sin apenas hablar y, al llegar la tarde salgo a buscarte

corriendo por las calles, por las plazas de la ciudad.

Me detengo en los parques y grito tu nombre,

al tiempo que giro mi cuerpo cuando creo que te he encontrado.

Levanto la mirada y tu imagen se esfuma,

diluyéndose en la noche.

Vuelvo a casa intentando llenar el espacio que

nos separa, abatida, frustrada, perdida.

¡Te tengo tan cerca y, al mismo tiempo tan lejos!

En mis noches de insomnio, cuando mi corazón late más deprisa

y el reloj cuenta sus vueltas más despacio, vuelo hacia ti.

Como un espectro que deambula entre el pasado

y el presente, inicio la descarga de mi energía y me elevo,

abandonando las sábanas blancas y frías

que rodean mi cuerpo, huyendo por la ventana, que seguro

tú abriste de par en par, de mi dormitorio.

Busco tu olor en medio de la noche, me consagro a ti,

a tus manos, a tus besos, a todo tu ser por completo.

Es entonces cuando siento tu presencia en lo más íntimo de mi ser.

Cierro mis ojos, atravesando así el espacio en el cual nos encontramos

y nos amamos, donde ahora puedo acariciar tu rostro y

pronunciar tu nombre:

¡NATURA!

Tus fuertes brazos sujetan mi cuerpo firmemente al tuyo y me transportas a lomos de tu cuerpo alado, mostrándome esos lugares de donde no quiero regresar.

Un río cálido que recorre mi rostro me despierta del sueño, casi eterno, en el que estoy a punto de diluir las moléculas que componen mi cuerpo, casi al tiempo de volatilizarse.

La música, de nuevo me acompaña con la canción que llenará el día que está a punto de despertar y pienso que, tal vez, puede ser el mejor día de mi vida. Al menos, intentaré hacerlo especial, desde la singularidad que guarda el día que nace, distinto al anterior en colores, olores, gestos, sonrisas, miradas… aprendiendo a quererte desde las distancias cortas que nos unen, a añorarte en las distancias largas que nos separan, que nos hieren y nos curan, sin diferencia del espacio-tiempo que cubre mi cuerpo con un halo emocional, falso o verdadero, que se presta a imaginarme naufraga en medio del océano más profundo, de cuyas gélidas aguas emerjo en la verticalidad que hace explosionar mi cuerpo y expandirlo sobre la isla que eclosiona en medio de la nada, en la orilla del todo.

Esa isla que lleva tu nombre y en la cual deseo descansar en sus brazos de arena, que no son otros sino los tuyos apretándome contra tu pecho hasta casi hacerme espirar mi último aliento. Aliento que sólo recupero bebiendo de tus labios húmedos nacidos, tal vez, de las aguas de las maravillosas Cataratas Victoria. Maquillados, quizás, con el carmín que cubre el más puro atardecer en Nueva Zelanda, allí donde, seguro, emerge la enredadera verde que me ata a ti, envolviéndome por completo, hasta elevarme al punto más alto desde donde escucho el sonido del viento virando entre los blancos acantilados de Dover.

Todo un regalo a mis sentidos para, una vez más, cerrar mis ojos y sentirte tan cerca y a la vez, tan lejos…, pero siempre gritando a los cuatro vientos lo mucho que te quiero.


Entradas destacadas
Entradas recientes
Sígueme
  • Facebook Basic Square
  • Twitter Basic Square
  • Google+ Basic Square
bottom of page