APODYOPSIS AL PAISAJE
Cuando las chimeneas parecen hacedoras de nubes y transportan en ellas los pensamientos de aquellos que mecen sus sueños al calor de la hoguera en esas largas tardes de diciembre, Hoyos aparece frente al mirador de ventanas abiertas desde donde ya se percibe el aroma de los nísperos floreciendo un invierno más. El color de los naranjos pincelando la decoración del campo como complemento al paisaje de bosques de castaños y robles a punto de desnudarse. Así es Hoyos en invierno: Un estallido de colores y olores, preludio precoz de la primavera, espectáculo de atardeceres que cubren toda la Sierra de Gata mientras que, una tarde más, despide el día mirando hacia la pintoresca Portugal.
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