SOY AGUA
- TINA MARTÍN MORA
- 21 abr 2017
- 1 Min. de lectura
Soy agua.
Mantengo la primavera florecida, atada a tus ojos indescriptiblemente infantiles, aparatosamente felices, llenos de color adiamantado,
alegres como el azahar que rompe la cápsula que lo atrapa y eclosiona, para rescatar de la cárcel del tiempo a quien comparte con él su mismo espacio.
Como te dije...
Soy agua.
En tus manos crees tenerme, mientras me deslizo entre tus caricias, ahora húmedas al encontrarme. Caigo como un jilguero que bebe al alba las últimas gotas del rocío y confunde la tierra pintada de humedad, con el arroyo que inquieto canta.
Soy agua, lo sabes.
Me alojo entre tus serpenteantes raíces que, ahora más que nunca, me buscan bajo la perfumada casa oscura en la que habito y desde donde me apresuro a recorrerte, buscando en ti un mes de abril donde renacer.
Soy agua, siempre.
Hasta alcanzar tus brazos, se ha evaporado una parte de mí que ya es tuya, para siempre. Busco la luz entre las hojas que juegan con las musas del amanecer y que se desperezan liberando rayos de luz de entre las sombras.
Soy agua, recuerda.
