PEINAR EL AIRE (FARO DE PUNTA RONCADOIRA)

Tiemblan mis manos al querer peinar el aire. Escapa de mí, al tiempo que intento besarle. Vencedor o vencido, deja sobre mis pies un regalo: la caricia de su aliento que evoca a monte y eucaliptus, a olivo y castaño, a roble, a tomillo y romero... a mestranzo.

Me arrodillo postrando mi alma frente a él, frente a su incondicional silencio, frente a su calma transformada en belleza. Belleza que toco, aspiro, persigo, admiro

y donde no dejo de envolver mi alma que,

ahora, se eleva alado hacia la majestuosidad de esas montañas que aparecen frente a mí, ofreciéndome su inmenso abrazo hasta hacerme suya,

como ya me siento. Como ya me sé amada del viento, que me hace sentir

VIVA, y me recuerda, al mismo tiempo, que Nací con el nuevo día,

una vez más.

Que no soy Ayer, ni Mañana.

Sólo SOY HOY .

Y, me nutro de la savia de los que me aman y de los que adoro... Y crezco con el día, haciéndome más grande aún de lo que ya me siento por ello.

Hasta muero.

Y, envuelta en la túnica que me ofrece el más bello atardecer,

descanso hasta el día siguiente en el que vuelvo a Nacer

y

comienzo de nuevo...