INFINITO
- TINA MARTÍN MORA
- 20 oct 2017
- 1 Min. de lectura

FIGURAS GEOMÉTRICAS GIRAN A NUESTRO ALREDEDOR, CONSTANTEMENTE...
Yo no salí a buscarte.
Tú no saliste a mi encuentro.
Fue por casualidad que nos encontramos
en la elipse de mis sueños.
Apareciste al final
de las onduladas y doradas
dunas del desierto del Namib.
Recuerdo tus ojos redondos y negros
como la noche en que las estrellas
parecían caer sobre nosotros.
Aquellas, entonces más cercanas que nunca,
luces de vértices inimaginables que
decoraban el oscuro, el negro firmamento.
Me hablaste de la Galaxia espiral
llamada Andrómeda.
La nombrabas con gran sentimiento
dándole nombre propio,
algo así como “La Reina del Cielo Otoñal”
Me mostraste las Constelaciones
mientras abrazabas
la circunferencia de mi cuerpo,
nombrándolas una a una
con tus redondas palabras,
perfilando uno a uno con tus dedos
los segmentos de Casiopea,
la Osa Mayor y su trapecio,
la Cruz del Sur…
Quise silenciar la curva de tus labios
con mis besos
antes de que
pudieras pronunciar mi nombre.
Sobre nosotros, varias líneas horizontales
atravesaban hasta perderse en el Universo.
Un suspiro redondo salió de mi cuerpo,
al tiempo que regresaba al cuadrado de mis sueños.